domingo, 29 de enero de 2017

El peso del corazón, de Rosa Montero

El miércoles acabé mi segundo libro del año (el primero fue La vida es sueño de Calderón de la Barca y no hice reseña, aunque tal vez algún día me anime y la haga…), El peso del corazón de Rosa Montero. Este libro fue un regalo de Navidad. Mi madre me tuvo “secuestrado” el cuadernillo donde apunto los libros que me llaman la atención (una especie de wishlist analógica) y decidió regalarme éste. El día que añadí a mi lista este relato lo hice porque escuché una entrevista de Rosa Montero en la Cadena Ser sobre la novela y me pareció llamó la atención. Además, hace muchos años leí Historia del Rey Transparente, y tenía un buen recuerdo, así que tenía ganas de repetir con la autora. Os dejo con algunos datos y la sinopsis, y vuelvo con mi opinión:
Portada El peso del corazón

Título: El peso del corazón. El regreso de Bruna Husky
Autora: Rosa Montero
Editorial: Seix Barral
Año: 2015
Páginas: 397
Género: distopía, thriller

Sinopsis
Contratada para resolver un caso a primera vista sencillo, la detective Bruna Husky se enfrenta a una trama de corrupción internacional que amenaza con desestabilizar el frágil equilibrio entre una Tierra convulsa y la dictadura religiosa de Reino de Labari. En un futuro en el que la guerra está supuestamente erradicada, Bruna lucha contrarreloj por la libertad y en defensa de la vida, mientras asimila los sentimientos contradictorios que le produce hacerse cargo de una niña pequeña.
Bruna Husky es una superviviente capaz de todo que se debate entre la autosuficiencia y la desesperada necesidad de cariño. Es una fiera atrapada en la cárcel de su corta vida, un tigre que va y viene ante los barrotes de su jaula “para que no se le escape el único y brevísimo instante de la salvación”, como el felino de la bella frase de Elias Canetti.
El peso del corazón es un thriller, una novela de aventuras política y ecológica, de fantasía y ciencia ficción, un relato mítico, un cuento para adultos, una reflexión sobre la creación literaria, una metáfora sobre el peso de la vida y la oscuridad de la muerte… ¡Y una historia de amor!
Rosa Montero regresa al mundo fascinante que creó en Lágrimas en la lluvia y nos sorprende de nuevo con esa potencia narrativa que ha convertido a Bruna Husky en una protagonista legendaria.

Mi Opinión
El peso del corazón es la segunda parte de Lágrimas en la lluvia, aunque no es necesario haber leído esta primera para entender la novela que nos ocupa. Eso sí, siempre te queda la duda de si ciertas cosas que se dan por hecho en la segunda parte han sido descubiertas en la primera, y por lo tanto explicadas con más detalle, así que yo no dejaba de cuestionarme: ‘¿qué me habré perdido?’. Así que probablemente me lea Lágrimas en la lluvia, para descifrar totalmente ese mundo que ha creado Rosa Montero.
Y es que la autora configura una historia distópica y detectivesca a partes iguales, nos muestra nuestro planeta en el futuro, en lo que nos hemos convertido y en lo que hemos transformado el mundo. Me encantan los libros que aportan esa fantasía, admiro profundamente la imaginación de los autores capaces de crear mundos verosímiles, y a la vez muy diferentes de lo que nos rodea. Un ejemplo es la construcción de la sociedad de Labari (un mundo artificial),que está magistralmente descrita por Montero: su organización medieval, el sistema de castas, como cada individuo queda definido por su rango… Es cierto que se inspira en algunos aspectos de la realidad, mas eso es precisamente lo valioso, que aunque presente diferencias, siempre lo puedes identificar con algo cercano, de manera que puedes reconocer esa crítica a las injusticias de nuestro presente en ese ficticio mundo futuro.
La autora usa ese procedimiento con asiduidad en el relato, gracias al distanciamiento que nos produce el tiempo, vemos un extenso análisis a la política y a la sociedad actual. Observamos paralelismos con lo que sufrimos hoy, como por ejemplo el exceso de información que nos llega que, sin embargo, produce una gran desinformación. Solo sabemos lo que se nos permite conocer. Además, también se cuestiona esa especie de terracentrismo (relacionándolo con el eurocentrismo) que sufre la protagonista. Ella desdeña una sociedad, la terrícola, que la discrimina, pero cuando está en Labari, se siente con la autoridad de censurar su sistema, que desde luego que es horrible, pues allí se carece de lo fundamental: de libertad. Libertad para poder luchar y prosperar, en definitiva, esperanza. No obstante, eso no quita para que exista en este personaje una suerte de doble moralidad.
Y precisamente ahora quiero hablar de la protagonista, Bruna Husky. Bruna es una detective androide, tecnohumana, replicante. Sí, replicante, como en Blade Runner (tengo que ver esta película), la autora reconoce que se ha basado en esta cinta para atribuirles el nombre. Bruna está muy bien construida. Es fuerte, decidida, pero a la vez es sorprendentemente humana, y esto es lo que más puede gustar al lector, esa contrariedad, es lucha entre su mitad humana (acentuada por su particular historia) y su mitad no humana. Bruna está llena de contradicciones, aborrece a los humanos, sin embargo, a la vez los envidia en algunos aspectos. Ella quiere ser menos humana de lo que es, pero siente pasión, odio, celos, ¿amor…?. Y la emoción que con más fuerza padece es el miedo. El miedo a la muerte. Los tecnohumanos solo viven diez años, y a Bruna le quedan tres y algo. Y eso le atormenta, incluso la bloquea en ocasiones. Se sabe caduca y no quiere tener aferrarse a nada para no sufrir. Muy barroco. Y te hace plantearte la gran pregunta, ¿es bueno saber cuándo vamos a morir? Pues según la experiencia de Bruna, parece que no.
Otro personaje que me ha encantado es el de Yiannis. Es el más actual, el que más se parece al ser humano de hoy en día. Disfruta del pasado más que de su presente, y creo que por eso sufre depresión. Sin duda, es un secundario encantador.
Al final del libro, Rosa Montero deja unos archivos ficticios con ciertas aclaraciones sobre la historia de los “Estados Unidos de la Tierra” muy interesantes. Y también, en los agradecimientos, explica que se inspiró en un documental para la trama y, por el tema que trata, podría ser interesante verlo, pues es algo que, de alguna manera, nos incumbe a todos.
Si tuviera que señalar algunos aspectos que me han gustado menos, el desarrollo de algunos personajes es algo predictible (que no me es posible desvelar porque no quiero hacer spoiler). Y luego que Bruna, pese a toda la fortaleza que demuestra durante el relato, cuando llega el momento decisivo, resulta ser sorprendentemente pasiva, una mera espectadora, y eso me decepcionó un poco. Y otra cosa, una tontada sobre el estilo, a veces chirría que en medio de una descripción o diálogo especialmente profundo, la escritora meta un “se sorbió los mocos” o palabras como “tetillas”. Esto sí que es totalmente mi opinión, quiero decir, a mí me resultaba poco acertado, aunque es posible que a otras personas no les moleste en absoluto. Puede que sirva incluso para relajar la tensión. No sé.
En general me ha parecido un libro muy completo, entretenido, fácil de leer, que engancha desde las primeras páginas, pues los misterios se van enlazando unos con otros y tienes ganas de resolver todo. Pasan cosas continuamente, y están bien hiladas. Además, como ya he dicho, permite reflexionar. No obstante, como muchas otras distopías me demuestra que tenemos muy poca fe en el ser humano, nos auguramos un futuro oscuro, desigual, doloroso. Un verdadero retroceso ético.
Más allá de filosofías, Bruna es un personaje memorable, y el libro es muy recomendable, así que, ¡leedlo!

Citas
“Existían decenas de cadenas de noticias y, por añadidura, las pantallas públicas estaban supuestamente abiertas a todos los ciudadanos, pero pese a esa enorme diversidad había momentos en los que todo cuanto podía verse y saberse era lo mismo, como si los estratos más poderosos de la sociedad cerraran filas para manipular la información y reducirla a un solo mensaje”.
“Ella no era nada, no era nadie. Demasiado humana para ser tecno pero decepcionantemente tecno para los humanos. La soledad del monstruo era absoluta”.
“A mí siempre me han dado miedo los que tienen más respuestas que preguntas”.
“No importa lo que se tiene; lo jodido es lo que se añora”.

“La vida ama vivir, pensó”.

domingo, 22 de enero de 2017

La la land: música, cine y pura emoción

Cartel de La la land
Ayer, por fin, fui a ver La ciudad de las estrellas. La la land. Digo por fin porque desde que me enteré de su existencia sentí gran curiosidad por descubrir qué tenía este musical que había cautivado a público y crítica (casi toda, opiniones hay para todos los gustos). Así que, dejando pasar el fin de semana del estreno por motivos varios, nos dispusimos a asistir al pase de las 22.00 en el cine Cervantes de Zaragoza. Y cuento a qué cine fui porque estando allí, sentadita en mi butaca, me acordé de que en esa misma sala fui a ver otro musical, Mamma mía.

Quiero aclarar que lo que aquí voy a contar es mi visión personal, que obviamente puede ser compartida o no. Para gustos, colores.
Lo primero, si no os gustan los musicales, esas películas en la que los actores se ponen a cantar y a bailar sin que venga a cuento, no vayáis a ver este filme. No os molestéis. La la land es un musical desde el minuto uno. De esos que consiguen que te abandones a su magia, de los que sales de la sala con ganas de marcarte un cante y un baile. Avisados quedáis, si no soportáis los musicales gastaos el dinero en otra cosa. O dadle una oportunidad, quizá os sorprenda. Quién sabe.
Dicho esto, destacaré, sin destripar la película, lo que más me ha gustado. Y lo que menos, si es que hay algo, porque tengo que confesar que a mí me ha conquistado. Me atrapó y no me dejó escapar. Sentí con los personajes, padecí con sus fracasos y vibré con sus éxitos.
La la land nos cuenta una historia de amor entre Mia y Sebastian (Emma Stone y Ryan Gosling), una trama sencilla. Chica conoce chico, se enamoran, son felices y… hasta aquí puedo leer.
Aunque precisamente esta parte es la menos llamativa de la cinta. La la land es algo más que una narración del romance entre dos personajes entrañables. Habla sobre todo de los sueños, y de qué pasa cuando estos tardan en cumplirse, o cuando no se cumplen. Del miedo al fracaso, de hasta dónde estamos dispuestos a arriesgar, ya que llega un momento en el que si sigues apostando a un mismo número y este nunca sale, se pierde demasiado. Se pierde la ilusión. Y eso duele mucho. Y me encanta que se muestre ese límite, ese momento en que la incertidumbre se apodera de uno mismo y nos rompemos. Porque dudar no es síntoma de debilidad, es síntoma de realidad. Y también me gustó ver cómo evolucionan los personajes, cómo bailan con sus ideales y cómo luchan contra sus propios monstruos.
Hay que detenerse en el uso de la luz y del color. Se crea un mundo onírico, la realidad deja de importar. El director parece hacerse esa pregunta que nos hacemos los creadores ‘¿y por qué no voy a hacer esto?’. Damien Chazelle decide que en el mundo de La la land todo es factible, es un musical, y si él quiere, los personajes pueden volar. Así se consiguen esos momentos irreales, incluso posmodernos, que me llegaron a evocar levemente a Moulin Rouge. Y sí, como todos los que hablan de la película, también es un gran homenaje a los musicales del pasado, aunque sinceramente no he visto muchos para poder opinar con fundamento.
Emma y Ryan están muy bien. Siempre en los musicales me gusta sorprenderme con cómo cantan y bailan intérpretes a los nunca antes había visto en esta tesitura, y ellos pasan el examen con nota. Y, además, él toca el piano.
Y por último, precisamente por ser lo más importante (para desafiar las leyes del periodismo y su pirámide invertida), hablaré de la música. Podría resumirla en la palabra ‘maravillosa’. Soy incapaz de ser objetiva, porque a mí me ponen un piano y ya me han ganado. Me encanta su sonido, sólo ese instrumento puede emocionarme. La banda sonora, obra de Justin Hurwitz, es preciosa, emotiva, dulce. Acompaña a los personajes, los une y los distancia, ríe con ellos, llora con ellos. Hace sentir, como dice Sebastian es 'pura emoción'. Mia and Sebastian's Theme es precioso. Tanto que, después de mantener meses mi piano en silencio, he decidido ponerme frente a él para arrancarle esas notas. Ojalá algún día la aprenda entera.
Sebastian, Ryan Gosling, al piano


En resumen, si os gustan este tipo de películas, no os decepcionará, al revés, la disfrutaréis. Es un filme de soñadores para soñadores, con la dosis de realidad justa, suficiente, para que no defraude a los más sensatos.

domingo, 15 de enero de 2017

Nuevo rumbo

¡Hola, gente!
Tras mucho tiempo sin pasarme por aquí, por diversas razones que a continuación explicaré, he decidido volver a embarcarme en esta aventura, aunque realizando ciertos cambios.

Comencé con la idea de que Renace de sus cenizas fuera un blog de creación literaria, precisamente porque me gusta escribir, hoy por hoy es la afición que más me llena. Sin embargo, hace unos años que emprendí un proyecto literario más complicado y que me absorbe, requiriendo prácticamente toda mi creatividad. Tal vez algún día hable de él con más concreción, ahora mismo no quiero desvelarlo. Este factor ha influido mucho en que mis actualizaciones se espaciaran, hasta por fin desaparecer.

Así que con el 2017 he decidido darle una pequeña vuelta de tuerca a este bitácora, sin dejar de lado la escritura creativa, a la que me asomaré de vez de en cuando, pero abordando otros temas que pueden resultar de interés para los que se paseen por mi blog. Asuntos que trataré desde una visión personal. 

De esta manera, quiero convertir Renace de sus cenizas en una especie de diario de mis experiencias, de aquellas que quiera contar, claro. Hablaré de los libros que leo, las películas que me gustan, sitios de interés de mi maravillosa ciudad, Zaragoza, (o tal vez de otras...), viajes, etc. No quiero cerrarme puertas porque aún no estoy segura de qué llenará estas páginas en blanco.

Empiezo con ilusión, que como muchas veces repito, es lo que realmente mueve el mundo. 

Nos vemos por aquí. Os espero.